Bonitos son sin lugar a dudas. Dejamos de lado entonces su papel reconfortante para la estética diaria de cualquier hogar. (Y los que piensen que los gatos son feos, tendrán que irse a otro lado o buscar la ayuda necesaria).
Pero cuántas veces -cuando nos ponemos mercantilistas y utilitarios- nos preguntamos qué otros provechos podemos sacar de nuestros animales de compañía felinos.
En este blog creemos que la lista es demasiado extensa como para saldarla en una sola entrada.
Daremos aquí ejemplos de gato-atril. Absolutamente necesario en el escritorio o mesa de trabajo de todo lector competente.
¿Nunca han tenido la sensación de que aquello que leen resulta demasiado duro y pesado, o que termina estrellándose en el piso del olvido? Nada mejor que una superficie peluda y mullida para que la conexión entre palabra impresa, ojo lector y mente receptiva sea eficiente y fluida.
Nada se entiende mejor que con gato atril de soporte y compañía. Colocarlo en el lugar adecuado (y que permanezca allí el tiempo necesario) es un arte que ningún humano domina; pero, como tantas cosas en esta vida, lo que cuenta es el intento y la experiencia es el aprendizaje.
Si somos perceptivos y astutos hasta podremos beneficiarnos de su milenaria sabiduría: una cara de desconfianza gatuna, vale más que mil críticas favorables.
Eso sí, todavía la ciencia no ha resuelto el mayor misterio de todos. Si un gato se duerme durante una sesión de lectura ¿quiere decir que lo que leemos es descartable por soporífero e innecesario, o significa que las verdades encerradas en aquel texto son tan armónicas y adecuadas que es como si un manto de confianza llamara al sueño de los justos?