…si lo que es más preciado se esconde y lo más vil se deja expuesto,
¿acaso no es evidente que la sabiduría que se prohíbe ocultar es más vil que la locura que se manda esconder?
Erasmo, Elogio de la Locura

23 nov 2010

Múltiples utilidades de un gato (I)




Bonitos son sin lugar a dudas. Dejamos de lado entonces su papel reconfortante para la estética diaria de cualquier hogar. (Y los que piensen que los gatos son feos, tendrán que irse a otro lado o buscar la ayuda necesaria).

Pero cuántas veces -cuando nos ponemos mercantilistas y utilitarios- nos preguntamos qué otros provechos podemos sacar de nuestros animales de compañía felinos.

En este blog creemos que la lista es demasiado extensa como para saldarla en una sola entrada.

Daremos aquí ejemplos de gato-atril. Absolutamente necesario en el escritorio o mesa de trabajo de todo lector competente.


¿Nunca han tenido la sensación de que aquello que leen resulta demasiado duro y pesado, o que termina estrellándose en el piso del olvido? Nada mejor que una superficie peluda y mullida para que la conexión entre palabra impresa, ojo lector y mente receptiva sea eficiente y fluida.


Nada se entiende mejor que con gato atril de soporte y compañía. Colocarlo en el lugar adecuado (y que permanezca allí el tiempo necesario) es un arte que ningún humano domina; pero, como tantas cosas en esta vida, lo que cuenta es el intento y la experiencia es el aprendizaje.


Si somos perceptivos y astutos hasta podremos beneficiarnos de su milenaria sabiduría: una cara de desconfianza gatuna, vale más que mil críticas favorables. 

Eso sí, todavía la ciencia no ha resuelto el mayor misterio de todos. Si un gato se duerme durante una sesión de lectura ¿quiere decir que lo que leemos es descartable por soporífero e innecesario, o significa que las verdades encerradas en aquel texto son tan armónicas y adecuadas que es como si un manto de confianza llamara al sueño de los justos?

19 nov 2010

Al don Pirulero

Tom Clark estuvo rondando los espejos en sus últimos posts y AJP mostró también unos reflejos envidiables del lago que tiene a unos pasos de su casa (beatus ille).

El espejo no engaña dicen, por eso suele usarse como símbolo de la verdad patente y perentoria. Aunque bien sabemos que los reflejos pueden distorsionarse, que las apariencias son engañosas -por más fieles espejos que nos pongamos delante- y que en definitiva todo depende de las miradas. Así que más bien pensemos en otra frase: "todo depende del cristal con que se mire".

¡Cuánto preámbulo para mostrar una foto! Chamuyo porteño que le llaman o deformación profesional (siempre se puede decir algo más de todo).

Río de la Plata - Algún lugar en la costa del lado uruguayo -
Mi padre es el que saca la foto; dos de sus amigos, los fotografiados; la chica, una desconocida pero de notable figura como no se le pasó desapercibido al querido y recordado Norberto.


Miradas que van y que vienen –y nosotros que las miramos en su recorrido–. Cada uno abocado a sus intereses,  como en "Al don Pirulero" que en otros países conocen como "Antón Pirulero", cada cual atiende su juego. Y el que no, una prenda tendrá.

Al don, al don, al don Pirulero
Cada cual, cada cual, atiende su juego
Y el que no, y el que no
Una prenda tendrá


Addenda:
Marta o Aaoiue me hace ver que nuestro Pirulero fue en algún momento -seguramente originario- "Perulero". Eso tiene mucho sentido; "perulero" se llamaba en el castellano clásico a los españoles que volvían enriquecidos de América. Era algo así como el "tío americano" que volvía a Europa forrado en dinero. No eran muy bien vistos, de todas formas, perulero era el equivalente a "nuevo rico".

13 nov 2010

Más Salamone

As de pica en los comentarios de un post previo me mandó estas fotos y me permitió usarlas. Muestran la obra de Salamone en el pequeño pueblito de Saldungaray. 

Cementerio de Saldungaray - foto: As de pica

El relato de As de pica en su comentario despierta la curiosidad:


Creo que Salgdungaray fue, es y será un pueblo fantasma. La desproporción e imponencia del cementerio en un pueblo tan bajo, mudo y terrozo le dan un aire realmente tétrico a la zona. Si uno tiene un poco de imaginación y relacióna la ruta alternativa a través del basurero que lleva a esa disforme necrópolis, la atmósfera hostíl que genera lo árido y silencioso del paisaje, con las casas amarillas, y todo sumado a un dia gris, tiene la fórmula perfecta para un encuentro con Nyarlathotep en un cuento de Lovecraft.






La información sobre el pueblito que nació en el siglo XIX como fortín de frontera en medio de tierra de indios, le daban toda la razón. Por más que el artículo en Wikipedia sobre Saldungaray muestra a las claras el entusiasmo de sus habitantes (obvios autores del texto).

Sierra de la Ventana desde Saldungaray - foto: As de pica

foto: As de pica

Al ver las fotos de As de pica, cuesta integrar, en aquel paisaje serrano, el enorme disco que precede la entrada al cementerio. No se imagina uno las dos cosas juntas. Así que la curiosidad me llevó a buscar más fotos y di  con alguna como ésta.

Cementerio de Saldungaray. Foto: Christian Ostrosky

Lo curioso es que en la búsqueda me encontré inesperadamente con un viejo amigo de la adolescencia, con el que compartimos campamentos de la Fundación Vida Silvestre; sabía que había estudiado Geografía pero no que era fotógrafo y tan bueno. Aquí se puede ver un álbum sobre Salamone hechas por Christian Ostrosky.

Encontré también dos notas de la revista Ramona -revista de artes visuales- sobre Salamone. No sé nada del asunto, pero apostaría a que estas notas del 2001 impulsaron el interés sobre sus obras de los últimos 10 años. Me encantó el recorrido que hace René P. Longoni en "El exilio de Metrópolis", muy interesante y recomendable. Comienza recreando la vida del arquitecto en su exilio Uruguayo luego de 1943, cuando el cambio de régimen lo hizo caer en desgracia -sin que él ni nadie entendiera mucho por qué-, para llegar luego a los comienzos de su faraónica labor a finales de los años 30.


Camino a un exilio preventivo, quedaban atrás decenas de testimonios del más importante y amplio intento de innovación urbano-arquitectónica durante los años treinta, en la Provincia de Buenos Aires. Un proceso de exploración en usos, formas y materiales nuevos en una etapa de lo específico donde la ruptura local con lo académico no estaba aún resuelta. Y en la “mezcolanza” de posturas y propuestas propias e importadas, de profetas y manuales, él siguió un camino personal donde mezcló la ortodoxia de las “beaux arts” con la imaginación desatada, el rigor de la técnica con la inventiva inagotable, la imponencia del monumento con los recursos limitados, lo confesional con la desacralización de la tradición. Todo bien mezclado. “Cultura de mezclas” dirán algunos. “Cambalache” dirán otros. “Arquitectura salamónica” pensaría él.



Repasa la genialidad de su obra y los procesos creativos de construcciones personalísimas. Parece, por ejemplo, que de este modo daba forma a sus monumentos / esculturas:


Salamone solía mostrarles sus dibujos, las perspectivas de sus proyectos o las “arquicaricaturas”, suerte de retratos irónicos y facetados, que recordaban al Picasso “protocubista”. Eran un “hobby” que lo divertía y distendía del stress diario. Comenzaba por hacer un retrato del natural, continuaba por endurecer los rasgos, a “hormigonarlos” decía, colocando papel calco sobre papel calco hasta hacerlo casi abstracto. También así había realizado sus “cristos”, hechos esculturas con la ayuda del consagrado Santiago Chiérico y diseminados hoy por media provincia.



Bien podemos descubrir ese método de "arqui-caricaturas" y retratos "hormigonados" en el Ángel exterminador de Azul.

Cementerio de Azul. Foto: Diego Landro

Longoni funda el origen del estilo de Salamone en la impresión que le causó Metrópolis de Fritz Lang, y su marco escenográfico de la ciudad del futuro:


Una arquitectura de geometrías simples, de líneas, planos y volúmenes donde la luz resultaba la protagonista principal en imágenes totalmente inéditas, nuevas, verdaderamente modernas. Y que requerían de materiales también nuevos: el hormigón armado, opalinas y cromados, aceros, que posibilitaran dar esbeltez, brillo y color. “Nuevos temas y nuevos materiales hacen nuevas arquitecturas” pontificaba Virasoro. A “Metrópolis” volvió a verla una y cien veces como si fuera un texto necesario.


El trabajo de diseño era completo, no se quedaba solamente en lo arquitectónico, sino que entraba hasta en los más mínimos detalles. 

En los edificios municipales el diseño integraba arquitectura, mobiliario, artefactos de iluminación y también los herrajes. Siempre procuró una “personalización”, evitando las reiteraciones de formas, inventando para cada ocasión, particularizaciones diferenciadoras.

Sin duda Salamone era un obsesivo. Lo curioso es cómo logró realizar tantas obras en tan poco tiempo con ese nivel de obsesión monumental y detallista.

Foto: Chistian Ostrosky
En las plazas diseñaba desde los pisos, las fuentes o monumentos centrales que nunca faltaban, hasta los bancos y las lámparas.

Foto: Chistian Ostrosky

Cuando tengan una media hora disponible, miren este video del programa En el camino dedicado a Salamone. A veces quisiera acogotar al conductor por su tono de voz y forma de hablar, pero las imágenes de los pueblos de la llanura pampeana son muy buenas y las breves entrevistas a especialistas, excelentes. La historia de Salamone y su paso por la Provincia de Buenos Aires en la década del 30 queda más que bien documentada. Y a mí me quedan más ganas de seguir conociéndolo. 



Para terminar, el párrafo que cierra la otra nota de Ramona, "El Azul de Salamone", de Rafael Cippolini y María Delia Lozupone, agosto de 2001. 

Es muy conmovedor ver todas estas construcciones emerger de la nada. Y habernos enterado de que Salamone las construyó simultáneamente en poco más de un lustro, a partir de 1936; llevando adelante su empresa de pavimentar caminos a lo largo del país. La mansa odisea de Salamone es la historia de un solo hombre, de sus delirios de belleza y no la acción mental y programática de un partido o de una política. Nada más alejado.


9 nov 2010

Olvido y amores

Si alguien hace XX años (no son números romanos, es una cantidad indeterminada que se deja en blanco por pudor) digo, si alguien me hubiera dicho entonces que Paul McCartney iba a estar hoy, 9 de noviembre de 2010, en Buenos Aires y yo permanecería indiferente, jamás de los jamases le hubiera creído.

Pero lo raro es que así es. No leí ninguna de las notas sobre él, no miré nada en la tele. Y especialmente no iré, ni pienso ir a sus conciertos. Por más que mi amiga Vicky siga sin poder creer que va a ir sola. Me ofrecieron incluso regalarme la entrada -que no es barata y gente cercana sabe de mi espíritu genovés-. Pero no, no tengo ganas de verlo. ¿Para qué?

Lo adoraba cuando yo era adolescente, por más que adoraba un Paul McCartney pasado, porque siempre me gustó más en los sesenta y yo fui adolescente en los 80. Era una cosa extraña ya de por sí. Un enamoramiento por túnel del tiempo.

Pero ahora ¡ahora! No, prefiero no verlo. Hay gente que envejece bien. O géneros musicales que permiten el añejamiento. El pop de Paul McCartney no es uno de ellos para mí. 

¡Qué horror! No puedo creer lo que acabo de escribir. ¿Critiqué a Paul McCartney con las armas de sus eternos enemigos? Está probado: no soy confiable, ni fiel, ni logro dejar de ver los defectos en nadie.

Sea como sea, esto es muy extraño. Es la prueba fehaciente, no sólo de la variación en mis lealtades y cariños, sino de cómo cambia uno con el tiempo. Si por algún artilugio científico o mágico o milagroso, me fuera permitido verme a mí ahora en el 2010 desde los ojos de mí misma cuando tenía 16, diría que enloquecí o que soy otra persona.

Bueno, las dos opciones son ciertas, en realidad.

***

Para resarcirme y hacerme dudar de todo lo dicho, una de mis canciones preferidas. Una versión previa a la definitiva. En estudio con pruebas, dudas y George Martin apareciendo al final. ¿Qué hubiera sido de mí con Youtube cuando era adolescente? Obsesión absoluta, seguro.


¿Conseguiré entradas todavía?

Para el túnel del tiempo, digo, para estar en Abbey Road un día ventoso mirando hacia los tejados, por ejemplo.

7 nov 2010

Ceci n'est pas une fraise






Sin duda que no. ¿Quién podría decir que esto es una frutilla?


Apuesto otra vez a la explicación más plausible (la navaja de Ockham nos guía). Y la evidencia es irrefutable: esto es una nave espacial. 


Seres minúsculos del espacio quieren apoderarse de la Tierra.

No lo lograrán, el escuadrón de vigilancia sigue firme en su labor. Al sur, al norte y en el centro también.


¿O será que estamos ante una pobre frutilla con habilidades diferentes y nosotros la estamos discriminando vilmente? 

¿Una frutilla quintilliza que no quiso o no pudo separarse de sus hermanos? ¡Qué pena me da...!


¿Habrá sufrido mucho por su originalidad?

4 nov 2010

La sabiduría de Puán

Desde hace unas semanas sigo un blog donde se recopilan frases de los profesores de mi facultad. Su edificio principal está ubicado en la calle Puán 480, barrio de Caballito, de ahí el nombre: "La sabiduría de Puán".

Hoy se publicaron dos frases que me gustaron especialmente, la primera no puedo publicarla porque Diego se enoja (¿cómo alguien se atrevería a culpar a Marinetti de grasa? así que no la pongo aquí).

Pero con la otra no tendrá problemas. Además de encantarme, fue un verdadero volver a vivir mis clases de Filosofía Medieval compartidas con mi amiga Ilona. La Dra. Magnavacca, además de excelente docente -o quizás justamente por eso- solía disparar enunciados contundentes y precisos, como éste de hace pocos días:


"A excepción de los inspectores de la AFIP, nadie duda de la existencia del alma, aunque ahora se le llama 'aparato psíquico' según el psicoanálisis, 'la triste mitología de nuestro tiempo', como dice Borges
S. Magnavacca (Historia de la Filosofía Medieval)



Esto es lo que decía Borges al publicar por primera vez el compendio de su obra poética:
"Toda poesía es misteriosa; nadie sabe del todo lo que ha sido dado escribir. La triste mitología de nuestro tiempo habla de la subconciencia o, lo que es aún menos hermoso, de lo subconsciente; los griegos invocaban la musa, los hebreos al Espíritu Santo; el sentido es el mismo”.  (Borges, Obra poética, "Prólogo", 1977)