Hace un tiempo que mi hermano vive San Petersburgo, muy bien acompañado, por cierto.
Y canta. Muy bien canta. Tanto que a eso se dedica.
Aquí se lo ve en una filmación que nos dejará mostrar porque ya fue hecha pública en Youtube.
Canta "Nessum dorma" de Turandot de Pucini, dirigido por Kristofer Wahlander junto con la St. Petersburg Festival Orchesta y el St. Petersburg State Chamber Choir (¿cómo será la forma correcta de referirse a los nombres de estas dos agrupaciones en castellano?)
Es un aria apropiada para este blog porque al fin y al cabo habla de un nombre que se mantiene escondido. Y ya sabemos que lo mejor está oculto.
Mi espíritu crítico irredento me obliga a tener que aclarar que la grabación está fuera de sincro, no sé qué habrá pasado, pero así es.
De todas formas, cuando lo vemos tan fantástico, casi (y conste que dije casi) le perdonamos su irrupción en nuestra familia :-)
Il principe ignoto
Nessun dorma! Nessun dorma!
Tu pure, o Principessa,
Nella tua fredda stanza
Guardi le stelle
Che tremano d'amore e di speranza.
Ma il mio mistero è chiuso in me,
Il nome mio nessun saprà!, no, no
Sulla tua bocca lo dirò!...
Quando la luce splenderà,
Ed il mio bacio scioglierà il silenzio
Che ti fa mia!...
Voci di donne
Il nome suo nessun saprà...
E noi dovremo, ahimè, morir, morir!...
Il principe ignoto
Dilegua, o notte!... Tramontate, stelle! Tramontate, stelle!...
Veníamos preguntándonos con Batu cómo somos realmente ¿como nos ven o como nosotros mismos nos vemos? De hecho, ¿puede uno verse a sí mismo?
Es curioso que en momento tan oportuno mi madre me haya reenviado este corto de la Metro Goldwin Mayer sobre Buenos Aires en 1932. Más allá de las imágenes que testimonian cómo era la ciudad en ese entonces, sin duda la presentación está teñida por los presupuestos bastante románticos y poco precisos de los realizadores. Como la famosa escena de Rodolfo Valentino bailando un tango vestido de gaucho y con sombrero español, aquí también se mezclan representaciones de varios pueblos de origen hispano; especialmente en la música. También podría decirse que las imágenes sólo muestran la parte brillante de la ciudad y su gente, mientras nada vemos de la otra realidad mucho más sufrida y menos agradable de la Argentina del '30. Aunque parece algo extemporáneo reclamarle tanta realidad social a un corto turístico y publicitario como éste.
Hace poco tuve que hacer de guía turística en mi ciudad, aunque la verdad sea dicha, no llegué a lucirme mucho en mi labor... (no creo que vuelvan a contratarme), pero me sirvió para obligarme a mirar Buenos Aires con otros ojos. Y por supuesto, esa mirada se fijaba en muchos de los lugares que aquí se presentan. Bien típicos de Buenos Aires tanto ahora como entonces.
La Costanera Sur, comienzo del recorrido, que en el 30 todavía era un balneario y donde ya estaba emplazada la impresionante fuente hecha por Lola Mora.
El monumento de los españoles donde se cruzan las avenidas del Libertador y Sarmiento, en medio de los Bosques de Palermo, mi imagen preferida de la ciudad.
El Tigre, lugar de recreo muy de moda por el 30 y que en los últimos tiempos ha recuperado parte de su esplendor.
Quizás lo que más curioso me resulta sea ver el Hipódromo de Palermo tal como lo muestran aquí. En uno de sus edificios, hace años remodelados y con sus gradas cerradas con vidrios, hicimos nuestra fiesta de casamiento. Eso sí, nunca había oído nada de aquella prohibición de salir sin saco a la calle.
Y luego otras curiosidades que se han perdido en todas partes como los vendedores de leche con vaca a cuestas y el "placer" tan poco higiénico de tomar la leche directamente de la vaca... O los policías que hacían de semáforos y la calle Florida cuando todavía no era peatonal, como siempre la conocimos.
¿Y qué decir de aquel hombre, Benito, que coloreaba las palomas para hacerlas más alegres? De nuevo la pregunta ¿se es para el otro o para uno? porque dudo que las palomas se sintieran más alegres con la intervención artística, pero alegrarían a los que las miraban con sus nuevos colores.
En fin, nos quedamos con su imagen y con la certeza de que Buenos Aires parece haber dado siempre lugar a todo tipo de locuras.
Hablábamos el otro día de la ejemplaridad de una flor.
Veo ahora que aquello de hallar enseñanzas escondidas en los objetos, plantas y animales es algo que siento tan natural y propio que me hace dudar sobre qué precede a qué ¿el interés por el simbolismo se debe a alguna afinidad de mi estructura mental con la de esas épocas en que floreció la idea del mundo como libro o es que los años de estar metida en el Siglo de Oro tiñen ya con sus colores mi manera de mirar?
No lo sé. Lo que sí sé es que escuché con espíritu bien predispuesto esta preciosa versión de “El aromo” en un disco de Soledad Villamil (una actriz que me gusta mucho y que además de actuar, canta). Esta milonga es una colaboración entre Atahualpa Yupanqui y el poeta uruguayo Romildo Risso, con quien compuso también “Los ejes de mi carreta” (que el oído atento de Tamás inmediatamente descubrió semejantes).
"Soledad Villamil Canta" (Sony Music 2007)
El Aromo
(milonga)
Romildo Risoo - Atahualpa Yupanqui.
Hay un aromo nacido
en la grieta de una piedra.
Parece que la rompió
pa’ salir de adentro de ella.
Está en un alto pela’o,
no tiene ni un yuyo cerca,
Viéndolo solo y florido
Tuito el monte lo envidea.
Lo miran a la distancia
árboles y enredaderas,
diciéndose con rencor:
“Pa uno solo, cuánta tierra.
“En oro le ofrece al sol
pagar la luz que le presta.
Y como tiene de más,
puña’os por el suelo siembra.”
Salud, plata y alegría,
tuito al aromo, la suebra
Asegún ven los demás
dende el lugar que lo observan.
Pero hay que dir y fijarse
como lo estruja la piedra.
Fijarse que es un martirio
la vida que le envidean.
Que en ese rajón, el árbol nació
por su mala estrella.
y en vez de morirse triste
se hace flores de sus penas…
Como no tiene reparo,
todos los vientos le pegan.
Las heladas lo castigan
L’agua pasa y no se queda.
Ansina vive el aromo
sin que ninguno lo sepa.
Con su poquito de orgullo
porque es justo que lo tenga.
Pero con l’alma tan linda
que no le brota una queja.
Que en vez de morirse triste
se hace flores de sus penas.
¡Eso habrían de envidiarle
los otros, si lo supieran !
Como lamentablemente me sucede con tantas obras de Yupanqui, no conocía esta milonga. Pero no nos lamentemos, la suerte es haberlo hallado, más tarde o más temprano. Tal vez es cierto que algunos tesoros se encuentran cuando podemos verdaderamente apreciarlos y esta canción debe ser uno de ellos.
La elocuente imagen de este aromo, hierático y solitario, que lucha por hacerse un lugar en la hendidura de la piedra me hizo recordar alguna araucaria que había visto hacía poco en Neuquén.
Pero especialmente me conmovió el conflicto de miradas e intereses que se juegan en la canción de manera tan poética y precisa. La envidia de los demás que ven al aromo triunfante y glorioso –como muchas veces nos sucede observando las vidas ajenas desde afuera– y la verdad del árbol que se sacrifica y lucha para hacer lo mejor posible en el lugar que le ha tocado en suerte.
Otras dos relaciones acudieron de inmediato. La oda de Machado (ligada indisolublemente al canto de Serrat) a un olmo viejo del Duero, por un lado; y algo más cercano e inmediato: la tira deTute en La Nación. En los últimos días su personaje Batu se viene haciendo unas preguntas esenciales.
Diálogo con mi hija menor (de extraña sabiduría infusa).
Se quejaba de no poder hacer algo (levantarse, lavarse los dientes, ir a acostarse... ya no recuerdo: pero alguna de esas cosas que las madres nos vemos siempre obligadas a exigir).
–No puedo, no puedo... ¡Me duele la cabeza! –alegaba ella.
–Te duele la cabeza por no usar los anteojos –decía yo, sumándole un reto a mi exigencia.
–¡No! No me duele la cabeza por los anteojos –decía con seguridad, para luego rematar con tono melodramático –¡ME DUELE LA CABEZA POR LA REALIDAD!
Hablaban de mal gusto ruso en A Bad Guide y recordé que teníamos pendientes ejemplos del regreso de la Patagonia.
Santa Rosa, capital de la Provincia de La Pampa tiene una catedral de gusto bastante discutible.
Pehuajó, en la Provincia de Buenos Aires, y conocido hogar de la tortuga Manuelita no le va en zaga. La plaza fue remodelada hace poco con buen tino, pero su catedral ni siquiera tiene el encanto extravagante de la anterior.
Aquel techo de tejas en el atrio unido a la torre racionalista, me parece un hallazgo. ¿Lo habrá pensado el arquitecto original o será el producto de varias mentes creativas a lo largo de los años?
Y este edificio de departamentos debe haber resultado novedoso en Pehuajó cuando lo construyeron en una esquina de la plaza. Ahora, deteriorado con el paso del tiempo y la falta de cuidados, es simplemente horrible.
Hace un par de meses, mis hijas vieron la película Mamma mia!, el musical con canciones de ABBA. Me gusta esa película, Merryl Streep está fantástica y difícilmente podrá molestarme cualquier cosa donde actúe Colin Firth (!!).
Pero desde entonces no ha dejado de sonar en el auto –salvo escasos momentos de triunfo en que sus padres lográbamos imponernos– la música del famoso grupo sueco. Y hubo días en que no podía sacarme de la cabeza ciertas letras que machacaban como la gota que horada la piedra ("Mamma mia, here I come again / my my, how can I resist you!").
La semana pasada tuve un alivio. En ejercicio de autoafirmación de poder materno (¡Venceremos!), dejé el disco que estaba escuchando cuando ellas subieron al auto. Se trataba de la banda de sonido de otro musical: Everyone Says I Love You, aquella película de Woody Allen que inauguró lo de hacer cantar a actores, fueran o no cantantes. Me fascina esa película y más todavía las canciones clásicas que rescata. (También es cierto que adoro desde siempre a Alan Alda y que, cuando se estrenó la película en los cines, empezaba a conocer a Edward Norton.)
El asunto es que pude imponer mi disco en varios viajes sin quejas del asiento de atrás. Pero eso no es todo. La alegría vino unos días después cuando antes de irse a dormir, descubrí a las dos tarareando y cantando MIS canciones. Ahora ellas no podían sacarse de la cabeza "Just you, just me / a bit of paradise / right here for us two".
Sólo resta mostrarles la película y cruzar los dedos. ¿Cómo será su primera experiencia con Woody Allen?
Al día siguiente de publicar la última entrada, nos despertamos con la noticia del devastador terremoto en Chile.
Ojalá que el ejemplo de firmeza y perseverancia ante la adversidad de aquella florcita se transmita al pueblo vecino.
Que estas otras flores, de las tantas preciosísimas que admiramos en nuestro primer viaje a Chile, sirvan como símbolo de nuestro cariño, solidaridad y respaldo en estos tiempos difíciles.