Sebastián de Covarrubias, Emblemas morales, I, 93.
Meliora probo, deteriora sequor. / Apruebo lo mejor, pero sigo lo peor.
¿De qué manera se opera en uno la transformación? ¿Si conoce lo que es bueno, lo mejor para sí mismo y lo más provechoso, pero no encuentra manera de seguirlo?
¿El conocimiento lleva a la acción? Las cosas no son tan sencillas. Se suele decir que es un avance reconocer las falencias y dificultades; que es el primer paso para llegar a su solución. Pero todavía no logro ver cómo...
Atrapada en las experiencias pasadas de no terminar nada y hacer todo a medias, aunque supiera que no era ese el camino adecuado... Sin duda me siento como el asno de Covarrubias. Y como tal quedaré sin terminar la tesis.
Es que saber y posibilidades no son lo mismo.
Por más que otro dictum profético leído en estos días meta el dedo en la llaga.
Hacia el final de Mi secreto o Del secreto conflicto de mis inquietudes de Petrarca, Francesco dice apreciar el valor de los consejos recibidos en los días anteriores, pero reconoce no estar en condiciones de seguirlos. A lo cual Agustín, le recrimina:
"...llamas a la voluntad, impotencia." / "...voluntatem impotentiam vocas."
Terrible y clarísimo. ¿Será cierto?
Y si lo es, ¿por qué mi voluntad me quiere hacer tan infeliz?
2 comentarios:
A veces todo acaba adquiriendo sentido con el tiempo y lo que parecían montones de cosas inacabadas van a reunirse en un logro al que no se hubiera podido llegar derechamente. Seguro que ya lo viste.
Todavía está en sombras, pero tal vez llegue a vislumbrarlo (a última hora, quizás, pero llegaré).
¡Gracias!
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