Una de las cosas que más me divierte de nuestro
nuevo furor por Mascherano son los geniales "Mascherano facts" que empezaron a proliferar desde el último partido contra Holanda, aquí mis preferidos
- Dios madruga para que Mascherano lo ayude.
- Mascherano, si quiere, te quita lo bailado.
- El cuco se fija abajo de la cama a ver si está Mascherano.
- Cuando Jesús iba a multiplicar los panes, apareció Mascherano y dijo: "Tranquilos, muchachos, traje facturas".
- Mascherano te hace el mundo en 1 día y descansa 6.
- Mascherano sabe que lo primero fue la gallina, porque él le enseño a poner los huevos.
- Mascherano no usa reloj, él decide qué hora es.
- Mascherano va a terapia y él es el que dice “Por hoy, terminamos”.
- Mascherano sabe doblar las sábanas con elástico.
- La heladera se pone las ojotas cuando Mascherano va a abrirla descalzo.
- Mascherano te ve el primer capítulo de Lost y ya sabe el final.
- Mascherano le avisó a Peter Parker "Hoy te convertís en héroe" el día que lo picó la araña.
- Mascherano no te recupera las Malvinas, te conquista Inglaterra.
- Mascherano va a negociar con los Fondos Buitre y trae vuelto.
- El GPS de Mascherano no recalcula, le pide perdón por su error y se autodestruye.
- Mascherano pela cebolla y llora la cebolla.
- Mascherano no camina. Hace girar al planeta bajo sus pies.
- Mascherano puede dividir por cero.
- Mascherano pidió un Big Mac en un Burger King, y le hicieron uno.
- Mascherano sabe cómo es él, en qué lugar se enamoró de ti, de dónde es y a qué dedica el tiempo libre.
- Mascherano paga en el súper chino con caramelos y le dan el vuelto en efectivo.
Esto de las hazañas imposibles y las habilidades sobrehumanas me hace acordar al género bufo renacentista de las rodomontadas o bravuconadas autoexaltatorias. Según nos enteramos por Victor Infantes en su abundante estudio
aquí, las rodomontadas o rodomuntadas sacan su nombre de Rodamonte, gigantón sarraceno de fuerza extraordinaria, en las obras de Boiardo y luego de Ariosto, y que luego fue derivando en el prototipo del soldado bravucón que cuenta sus propias hazañas con orgullo soberbio. Así se desarrolló en la
commedia dell’arte italiana el personaje del
Capitano, generalmente un español arrogante y fantasioso, que podía decir cosas como estas:
Quando yo pienso en mi terribilissima terribilidad, de tal manera me espanto que no puedo caber en mi mismo.Yo creo que veyntidos mil maestros de guarismo no podrían contar en tres años los hombres que maté con esta mi espada, Durindana o castigalocos. (Capitano Basilisco en la comedia Gli amorosi inganni de Vicenzo Belando Cataldo, citado por Infantes p. 72).
Nacido en el siglo XVI, el género sin embargo tuvo especial auge en el siglo XVII cuando se utiliza en la literatura panfletaria francesa para construir la imagen negativa de España. Estas colecciones de dichos y relatos autoexaltatorios serán entonces visiones burlescas para caracterizar a los españoles como fanfarrones y fantasiosos.
Los ejemplos que doy a continuación son de la compilación francesa de principios del XVII, editada por Victor Infantes en
Poesías y prosa contra España en la colección
Medio Maravedí.
- Quando yo vine al mundo, Marte me entró en las espaldas, Hércules en el braço derecho, Sansón en el isquierdo, Atlante en las piernas, Mercurio en la cabeça, Venus en los ojos, Cupido en el rostro, Nerón en el coraçón y Júpiter en todo el cuerpo, de manera que, con la abundancia de mi fuerça, quando camino hago temblar la tierra, el cielo s’espanta, el viento cesa y la mar calma; las mugeres preñadas malparen, los hombres huyen quál por acá, quál por allá y los más valientes y animosos, en viendo mi presencia, dizen todos a una voz: Libera nos Domine.
- Tengo la virtud del basilisco y aún más, que si él con su mirar mata a uno, mirando yo a los hombres con saña los hago caer de diez en diez como si fuessen balas de artillería.
- Quando camino por las calles de ciudad, mil damas me salen al encuentro, quál me tira de la capa, quál me haze del ojo, quál me combida a cenar, quál me haze un presente, quál me besa las manos y bendiga la madre que me parió, teniéndose por muy dichosa la que tiene tanta ventura de dormir una noche conmigo, a ocasión de solamente tener raça de un tan gran personaje como yo.
- Si voy a ti, te daré al puntapié llevándote arriba que, cargado de diez carretadas de pan, más miedo tendrás de la hambre que de la caída.
- Estando una vez fuera de las trincheras de Ostende, vino una bala de artillería que me entró por la boca, derribándome dos dientes, sin hazerme otro mal. A la ora, tomé aquella bala en las manos y, echándola contra los enemigos, topó acaso con una torre de la muralla que fue al momento hecha polvo, matando a mil y quinientos cinquenta y cinco soldados que la guardaban.
A su vez este tipo de hazañas me hacen acordar a las fabulosas aventuras que contaba el Barón de Münchhausen, que tanto le divierte a mi padre. Aquí el enlace de
Wikipedia con buenas referencias donde entre otras cosas resume:
“El personaje literario creado por Raspe y basado en el auténtico barón de Münchhausen se caracteriza por las hazañas extraordinarias y extravagantes de las que fue protagonista, como montarse en balas de cañón, viajar a la Luna (donde los selenitas pueden separarse de su cabeza) o al infierno con Vulcano, bailar en el estómago de una ballena, matar a un oso y cubrirse con su piel para pasar desapercibido entre otros osos, cabalgar sobre un caballo cortado por la mitad (cuando bebía agua, ésta le salía por la parte de atrás al mismo tiempo), sacarse a sí mismo de una ciénaga tirando de su coleta, llegar a un pueblo completamente enterrado por la nieve —de tal manera que al día siguiente, cuando la nieve se despeja, y el pueblo aparece a los ojos de todos, se da cuenta de que ha atado su caballo a la aguja más alta del campanario, y que por tanto éste se halla colgando del mismo— o conseguir encender la mecha de un fusil gracias a su nariz (esto le permitió, entre otras cosas, viajar agarrado a una cuerda que se encontraba conectada a una bandada de patos, los cuales le llevaron en un gran trecho de su extraordinario periplo).”
Pero, en fin, la diferencia entre las bravuconadas del soldado fanfarrón o de personajes como Münchhausen, que tanto exaltan sus fuerzas y hazañas, está justo ahí: en la auto-exaltación. De Mascherano somos los otros los que hablamos con admiración –risueña pero indudable– y todas las hazañas son puestas en boca los otros, jamás en la del personaje mismo como es la norma en las rodomontadas, porque si lo hiciera perdería una parte fundamental del halo heroico que le atribuimos que es una especie de habilidad unida a la humildad. Nada más alejado de las bravuconadas, entonces.
Otra diferencia con la rodomontadas es que en todo este furor por las hazañas imposibles no hay ninguna burla hacia el personaje como sucedía con el soldado fanfarrón, sino todo lo contrario; son exageraciones irónicas pero no sarcásticas, risa sin sangre y de verdadera admiración, donde más que la fuerza lo que predomina es la eficacia, el saber o el armado estratégico.
Es como si volcáramos la típica fanfarronería argentina (o quizás más que nada porteña) a un personaje no fanfarrón y que en nuestra construcción se destaca por el saber, la habilidad y la estrategia: el ver más allá que el resto para guiar al grupo. Obviamente me parece bastante más sano como sociedad que poner todo en la figura de un “Dios” (sí, me desagrada el personaje de Maradona exaltado).
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Gracias a Ximena González por la contribución |