…si lo que es más preciado se esconde y lo más vil se deja expuesto,
¿acaso no es evidente que la sabiduría que se prohíbe ocultar es más vil que la locura que se manda esconder?
Erasmo, Elogio de la Locura

21 feb 2012

Orgullo sin prejuicios





Esta entrada le pide mucho tiempo a quien quiera verla. Está constituida por una selección de videos musicales y entrevistas. Si me permito requerir tanto tiempo, es porque quisiera transmitir algo que me emociona mucho y que quisiera compartir con otros.

Hace varios años que quiero escribir sobre este grupo musical pero nunca creía que pudiera decir mucho, por eso ahora ya decidí no decir yo demasiado, más que nada mostrar y ver si logro explicar las razones de mi emoción, y en especial si ésta logra ser comunicada.



En la iglesia de Moxos




Cuando en el invierno de 2009 fui a un concierto del Coro y Orquesta de Moxos en Buenos Aires ver el orgullo, la alegría y el compromiso de esos jóvenes con la música que tocaban y cantaban me resultó conmovedor. 

No sé nada de música, pero tengo una especial predilección por la música renacentista y barroca, así que lo que tocaban ya de por sí resonaba en mí de manera particular. Pero no era sólo la música, sino cómo lo tocaban y todo lo que esa música parecía haber hecho por ellos. Y todo lo que ellos habían hecho por esa música.




El lugar mismo

San Ignacio de Moxos fue una antigua misión jesuítica en la amazonía boliviana. Cuando en 1797 los Jesuitas fueron expulsados de América y las misiones desarticuladas, los indígenas regresaron a la selva y llevaron consigo las cosas que más habrán valorado de su vida en la misión. Entre ellas, los instrumentos musicales europeos, las partituras de obras originales escritas en las misiones y un orgullo por la música propia que no pudieron borrar los años. Durante mucho tiempo las partituras fueron copiadas y copiadas porque el papel mal podía sobrevivir a las inclemencias de la selva, es decir, mantuvieron vivo ese legado como algo sagrado e indiscutiblemente arraigado en su propia identidad como pueblo.

Desde la década de 1990 comenzó un trabajo de recuperación de ese tesoro y de revitalización de la enseñanza y transmisión de la música entre estos pueblos. La Escuela de Música de San Ignacio de Moxos y los grupos musicales que se ven en estos videos son parte del resultado de una labor inmensa y, repito –a sabiendas de que soy ya pesada– absolutamente emocionante.

Concierto en Dinamarca y entrevista




Documental francés


Una de las mayores innovaciones de los Jesuitas como orden religiosa fue su notable adecuación a las particularidades de los pueblos que buscaban evangelizar. Son, en eso (y en tanto más), un paradigmático producto del Barroco y su ética-estética basada en el atraer, conmover y hasta manipular al público destinatario. En esas prácticas de adecuación, los Jesuitas percibían qué forma de comunicación era la más destacada en las comunidades a las que querían ingresar y por ese medio lograban conquistarlos. En algunos casos era lo visual, en otros la palabra y las ficciones, en otros la música. En el caso de los indígenas de esta zona de Bolivia, al parecer su habilidad musical era tan extraordinaria que los misioneros se valieron de este instrumento.

Macheteros


La conquista y colonización de América produjo sin duda muchos hechos aberrantes y condenables, que quedan para muchos todavía como heridas abiertas. Reconocer esto no tendría que evitarnos apreciar, de todos modos, las uniones maravillosas que también fueron producto de ese proceso. 

Creo que sobre esto habla todo el pueblo de San Ignacio de Moxos con su escuela de música. No es que allí se toque música europea con intérpretes americanos. No, esta es su propia música, nacida de la comunión con unos europeos, pero suya propia. Ese es el orgullo  que transmiten estos jóvenes y el mensaje esperanzador que también nos dejan. 


Sobre este último asunto habla aquí la excepcional Raquel Maldonado.




Las demás partes de la entrevista
Parte 1, parte 2, parte 3 y parte 5.  



5 comentarios:

Anónimo dijo...

Habiendo tenido noticias del accidente de tren, espero que ni tú ni ninguno de tus seres queridos se haya visto afectado.
Jesús.

Julia dijo...

¡Gracias por el interés, Jesús!
No, por suerte nadie de mi familia estuvo allí y creo que tampoco hubo amigos involucrados.
Lamentablemente éstas son las consecuencias de lo mal manejados y mantenidos que están los servicios públicos en mi país.
Un beso desde Buenos Aires.

Paula Irupé Salmoiraghi dijo...

Qué linda entrada, Julia. Maravilloso ejemplo de sincretismo. Justo estoy leyendo El trino del diablo de Daniel Moyano, alegoría en la que el único violinista de La Rioja llega a Buenos Aires y cae en Villa Violín, donde todos son violinistas y ninguna tiene violín.

Julia dijo...

Gracias, Paula, me alegro que te haya gustado, no sabés lo lindo que es verlos tocar... El año pasado volvieron y me los perdí, pero voy a estar atenta si vuelven y aviso.
Vi que mencionabas a Daniel Moyano en fb, no lo conozco (pero no es novedad por lo poco nuevo que leo), después me pasarás más datos, lo que contás de es precioso!

Paula Irupé Salmoiraghi dijo...

Para que no se reedita hace rato Moyano (Daniel, me da cosita decir nada más que el apellido). Una maravilla de esas que mis propias bibliotecas esconden.