Volverán a su forma verdadera
cuando vieren con presta diligencia
derribar los soberbios levantados,
y alzar a los humildes abatidos
por mano poderosa para hacerlo.
(Profecía de la bruja, en la versión de Cipión.
Cervantes, Coloquio de los perros, 1613)
Cuesta reconocerlo, da vergüenza decirlo, pero debo confesar que mi hogar es campo de batalla: hay que hablar de la violencia doméstica y dejar de ocultarla.
Recordarán los que se dieron antes una vuelta por este rincón la cara de esta tierna e indefensa gatita.
Yin-yang, la bautizamos, aunque suele ser siempre "Mish", "la gata" o, a lo sumo, Yin. Es calentita, suave y peluda, como Platero y ronronea a veces tan fuerte que no te deja oír nada más.
Éste es nuestro mastín, Chiqui (nombre idiota si los hay, pero es el único en el que se pusieron de acuerdo mis hijas cuando lo trajimos hace casi cuatro años). Dueño de casa celoso de su espacio, ladrador en demasía, por momentos. Sabe hacer fiestas o ladrar según corresponda. Sus elecciones son curiosas: a veces es un misterio por qué gruñe a unos o pide cariño de otros. A veces no. Bullicioso, entonces, pero inteligente y de corazón noble.
Aunque Yin creció mucho, a su lado sigue siendo una ínfima bola de pelos. Y Chiqui, una oveja-perro rulienta, especialmente cuando en el invierno le dejamos el pelo largo.
Era esperable un cierto enfrentamiento, una lucha de titanes entre las dos mascotas. La nueva y la antigua. La gata y el perro. Tenían todo para llevarse mal.
Pero no, a nuestro perro le encantan los gatos. Hasta que hace unas semanas empezó el conflicto. ¿Qué resultado podía tener la batalla entre el gigante y la minúscula?
Tal vez el mastín pensó que podía hacer con ella lo que quisiera. Ignorarla, molestarla o hasta bailar un tango.
Pero ni las féminas ni los infantes vienen tan dóciles como antes (¡si lo sabré yo!). Cuanto menos si son gatas.
El pobre cordero se encontró con un pequeño león. Con alguien que, como dice mi amiga X "no sabe la edad que tiene"; ésta no sabe el tamaño que tiene.
Aunque, la verdad, no parece que el tamaño importe aquí.
El ataque es la mejor defensa.
Tomar al oponente por sorpresa y no amedrentarse por nada.
Así se logrará que el enemigo nos tema y trate de ocultarse pasando desapercibido.
Pero un guerrero sagaz, siempre encuentra a su objetivo.
En fin, las cosas no están muy bien para el pobre Chiqui. Hay aquí una indudable ganadora, dueña constante de la situación.
Es tal vez lo que pasa con los de doble cara. Su costado amable y aspecto bondadoso
esconde oscuras intenciones y un alma no del todo beatífica.
Llegará el tiempo, empero, en que los humildes serán levantados y los soberbios humillados. ¿O será que este caso demuestra que aquel tiempo ya ha llegado?
11 comentarios:
Ja, ja, me encanta la foto en que Chiqui está pegado a la pared. Preveo que esa historia tendrá momentos buenos y momentos malos. Mi amiga imaginaria se llama Win Yung. Dice que procede de la dinastía que reinó para aquí y para allá, que fue princesa y que de ahí le viene esa manía que tiene de poner el disco de la Gymnopédies todo el tiempo y de bordar carpas por el singular arte del brocado chino más sutil. Alcanza unos estados de concentración mayúsculos, propios de una calígrafa, que Manolo gusta quebrar con una de esas salidas de tono de que le den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios o cosas así.
Valga como microcuento y por excusa para rectificarte -¡oh!- y decirte que según la honorable Win Yung es "yin yang". Ying también le viene bien y es polisémico, según el tono... Cuando se pone con sus chinoiséries no hay quien le aguante.Yo para joderla le llamo Wind You a veces.
Un beso, Ju.
¡Tenés razón! Siempre me confundo. Ya lo corregí. Decile gracias a tu amiga Win.
Beso!
Espera, te paso con ella:
- Es una alegría conocerla, honolable Wul Ya.
Hija, qué ceremoniosa. A poco más le haces la ceremonia del té.
Win tiene una tortuga. Ya le digo que nos sobrevivirá y que a ver quien se encargará de ella.
Un gusto! Pero mi nombre chino es Soon Ly (deberías preguntarle a ecege, que hace un tiempo no comenta por aquí y a mi amiga X que hace de anónima a veces)
Todo empezó una tarde que Jose te mencionó "July", distraída MNK no pudo dar crédito a lo oído y exclamó: "¿Sung Lee? ¿quién es?". De ahí entre risitas, desambiguado el referente (leáse usted) decidimos que su identidad o alias oriental sería ese: SUNG LEE.
¡Es verdad! No recordaba que había sido MNK la que me había bautizado efectivamente. Le corresponde bien por ser nuestra madre espiritual en el siglodorismo (aunque yo tenga otra más mística, también).
Suerte que tengo amigas con memoria, porque lo que es yo...
Poor little dancing dog. I love the fifth picture; not all dogs will put their paws around their companions, but the best ones will.
Yes, he's lovely, absolutely lovely. And my cat isn't very good, I have to admit... But I love her anyway.
¿Sung Lee? Como no me lo apunte no sé donde dudo que me acuerde de todo...
Sabrás que hoy tengo que verificar poniendo "redysha" (redicha). Es curioso, a veces los catpchas se avienen con lo que firmo.
Una cuenta de emocionante, con muchas sorpresas, de esta gran batalla de los titanes.
One should never have expected that beneath the pleasant and genteel exterior there lurked a fierce combative female spirit in your household, Julia.
Así es, Tom, nos engañó a todos...
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