…si lo que es más preciado se esconde y lo más vil se deja expuesto,
¿acaso no es evidente que la sabiduría que se prohíbe ocultar es más vil que la locura que se manda esconder?
Erasmo, Elogio de la Locura

18 mar 2010

Se hace flores de sus penas



Hablábamos el otro día de la ejemplaridad de una flor.

Veo ahora que aquello de hallar enseñanzas escondidas en los objetos, plantas y animales es algo que siento tan natural y propio que me hace dudar sobre qué precede a qué ¿el interés por el simbolismo se debe a alguna afinidad de mi estructura mental con la de esas épocas en que floreció la idea del mundo como libro o es que los años de estar metida en el Siglo de Oro tiñen ya con sus colores mi manera de mirar?


No lo sé. Lo que sí sé es que escuché con espíritu bien predispuesto esta preciosa versión de “El aromo” en un disco de Soledad Villamil (una actriz que me gusta mucho y que además de actuar, canta). Esta milonga  es una colaboración entre Atahualpa Yupanqui y el poeta uruguayo Romildo Risso, con quien compuso también “Los ejes de mi carreta” (que el oído atento de Tamás inmediatamente descubrió semejantes). 



"Soledad Villamil Canta" (Sony Music 2007)

El Aromo
(milonga)
Romildo Risoo - Atahualpa Yupanqui.

Hay un aromo nacido
en la grieta de una piedra.
Parece que la rompió
pa’ salir de adentro de ella.

Está en un alto pela’o,
no tiene ni un yuyo cerca,
Viéndolo solo y florido
Tuito el monte lo envidea.

Lo miran a la distancia
árboles y enredaderas,
diciéndose con rencor:
“Pa uno solo, cuánta tierra.

“En oro le ofrece al sol
pagar la luz que le presta.
Y como tiene de más,
puña’os por el suelo siembra.”

Salud, plata y alegría,
tuito al aromo, la suebra
Asegún ven los demás
dende el lugar que lo observan.

Pero hay que dir y fijarse
como lo estruja la piedra.
Fijarse que es un martirio
la vida que le envidean.

Que en ese rajón, el árbol nació
por su mala estrella.
y en vez de morirse triste
se hace flores de sus penas…

Como no tiene reparo,
todos los vientos le pegan.
Las heladas lo castigan
L’agua pasa y no se queda.

Ansina vive el aromo
sin que ninguno lo sepa.
Con su poquito de orgullo
porque es justo que lo tenga.

Pero con l’alma tan linda
que no le brota una queja.
Que en vez de morirse triste
se hace flores de sus penas.

¡Eso habrían de envidiarle
los otros, si lo supieran !


Como lamentablemente me sucede con tantas obras de Yupanqui, no conocía esta milonga. Pero no nos lamentemos, la suerte es haberlo hallado, más tarde o más temprano. Tal vez es cierto que algunos tesoros se encuentran cuando podemos verdaderamente apreciarlos y esta canción debe ser uno de ellos.

La elocuente imagen de este aromo, hierático y solitario, que lucha por hacerse un lugar en la hendidura de la piedra me hizo recordar alguna araucaria que había visto hacía poco en Neuquén.



Pero especialmente me conmovió el conflicto de miradas e intereses que se juegan en la canción de manera tan poética y precisa. La envidia de los demás que ven al aromo triunfante y glorioso –como muchas veces nos sucede observando las vidas ajenas desde afuera– y la verdad del árbol que se sacrifica y lucha para hacer lo mejor posible en el lugar que le ha tocado en suerte.


Otras dos relaciones acudieron de inmediato. La oda de Machado (ligada indisolublemente al canto de Serrat) a un olmo viejo del Duero, por un lado; y algo más cercano e inmediato: la tira de Tute en La Nación. En los últimos días su personaje Batu se viene haciendo unas preguntas  esenciales.


VIERNES 5 DE MARZO DE 2010



4 comentarios:

Stuart Clayton dijo...

¡Qué linda la canción!

Veo ahora que aquello de hallar enseñanzas escondidas en los objetos, plantas y animales es algo que siento tan natural y propio que me hace dudar sobre qué precede a qué ¿el interés por el simbolismo se debe a alguna afinidad de mi estructura mental con la de esas épocas en que floreció la idea del mundo como libro o es que los años de estar metida en el Siglo de Oro tiñen ya con sus colores mi manera de mirar?

¿O es que las estructuras mentales son las flores de las plantas, sin intervención de libros y siglos? El obispo Berkeley pensaba así: Esse percipi est. En los libros meramente se conservan esas flores secadas.

¿No le parece que en el último cuadro la niña misma contesta su pregunta?

Julia dijo...

Me alegro, Stu, de que te haya gustado la canción.
A mí me gusta que hayas metido a Berkeley en todo esto. Es un desvío para el círculo idealista en que estaba encerrándome. ¿Existe algo si nadie lo mira? A Borges le gustaban mucho las derivaciones del pensamiento de Berkeley, creo recordar.

ecege dijo...

Sí, parece que sería interesante rastrear alegorías y metáforas botánicas que pululan por ahí. Sobre todo en el ámbito popular, Naranjo en flor, Nada (la mención del rosal), Caminito (bordeado de flores), Green Grass of home (cantada por Tom Jones y Elvis), y otras tantas. Pareden evocar un paraíso perdido asociado indefectiblemente con un elemento que connote la perennidad de la naturaleza asociada a la de ese lugar idílico (amor, juventud, libertad) que se pierde. Pariente lejano y fundacional de todo esto: Bécquer y "Volverán las oscuras golondrinas" (versionada por Nacha Guevara). Estoy como loca con mi bandeja tangencial!!!

Julia dijo...

Sabias palabras, cólega...
¡Nunca escuché a Nacha cantando Becquer! La busco ya!